¡VIVAN LOS DIOSES DEL FÚTBOL!
Que el Real Madrid español es un cuadro intergaláctico y por tanto un justo y merecido campeón de la Champions League, es cierto. Indiscutible. El Juventus italiano dio lo mejor que pudo en la gran final pero no pudo evitar el caer estrepitosamente 4-1.
Todos en el mundo fuimos invitados de lujo a este brillante colofón de competencia con un juego de nivel superlativo. Sin necesidad de estar en Cardiff, capital de Gales en el Reino Unido, la magia de la transmisión vía satélite lo hizo posible y nos puso en primera fila.
La UEFA (Unión de Federaciones de Fútbol Europeas y organismo rector del fútbol europeo en Europa), sacó el máximo provecho a esta fiesta. Desarrolló un programa para este torneo casi a la perfección, con un fin de celebración fantasmagórico, digno de un concierto celestial.
Por eso el fútbol, duela a quien le duela, arrastra multitudes y tiene un marcado rasgo dentro del estudio de especialistas en sociología. Yo estoy en el criterio de que reúne tres acepciones distintas, pero al mismo tiempo similar: pasión, política y religión.
Pasión, porque según su propio significado es un sentimiento vehemente, capaz de dominar la voluntad y hasta de perturbar la razón humana;
Política, porque en momentos claves en el desarrollo de una sociedad, adquiere un rol protagónico en la toma de decisiones de un gobierno que rige los destinos de una nación; y,
Religión, porque forma parte de un conjunto de ritos y de ceremonias con que se manifiesta la adoración a una divinidad.
Para que más. Hemos asistido a esta finalísima vía satélite. Hemos disfrutado del encanto inconmensurable que tiene el fútbol. Al mismo tiempo nos ha servido para pisar tierra firme en la realidad del fútbol nacional que camina a años luz de lo que se expresa en esta clase de juegos.
Ojala más allá del deleite en este espectáculo de dioses dignos del Olimpo hayamos aprendido la lección. Que nuestro balompié transite por una ruta sana y sensata. Con hambre de triunfos y ambición verdadera. Sin engaños. ¿Es mucho pedir? ¡Vivan los dioses del fútbol!