LA ANTÍTESIS DE LA VIDA
En el alicaído fútbol nacional a nivel de selecciones, los recientes goles de Claudio Pizarro en la Bundesliga hablan del significado que encierra ser un triunfador. Pero más allá, sus palabras de seguir soñando con clasificar a un Mundial lo mantienen vivo y con hambre de nuevos objetivos.
La reciente presencia de los “viejos” Rolling Stones en Lima, su inconfundible estilo de rock, su energía, talento y vitalidad con hombres como Mick Jagger arriba de los 70 años; ponen de manifiesto que la edad cronológica pasa a un segundo plano cuando existen ganas de estar vivos.
Claudio Pizarro con sus 37 años a cuestas, y un rol protagonista y de éxito trascendente en un nivel de alta competencia como lo es la Bundesliga, lo mantienen en la cresta de la ola. Porque de seguro hay muchos otros con la mitad de sus años, allá y acá, que en el fútbol ya fueron.
Ni qué decir de la banda británica de los Rolling Stones quienes en realidad y a nuestro juicio ya son eternos en su género y especialidad.
Frases como las de Gonzales Prada, “los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra”, su interpretación encierra una antítesis, por encima de una lectura y verdad axiomática si se debe tener en cuenta la amplia interpretación del significado de lo que se quiere abarcar.
Una idea similar se da con “Hay jóvenes viejos y viejos jóvenes…” dos afirmaciones que para muchos puede ser un juego de palabras, pero que tales enunciados alcanzaron notoriedad y sentido real en el célebre discurso de Salvador Allende ante una audiencia plena de estudiantes de la Universidad de Guadalajara, México, en 1972.
Ni qué decir con el notable poema de Antonio Muñoz Feijoo (siglo 19) de Popayán, Colombia, cuando en tres estrofas dice: “No son los muertos los que en dulce calma la paz disfrutan de la tumba fría; muertos son los que tienen muerta el alma y aún viven todavía!
No son los muertos, no, los que reciben rayos de luz en sus despojos yertos; los que mueren con honra son los vivos, los que viven sin honra son los muertos.
La vida no es la vida que vivimos. La vida es el honor y es el recuerdo. Por eso hay muertos que en el mundo viven y hombres que viven en el mundo muertos”.
Por tanto, la antítesis de la vida es una clara lección de existencia donde hay mucho por explorar y aprender, antes de lanzar una sentencia vertical como si fuera tirar una piedra al rio.