LA PELOTA SE MANCHÓ
El esfuerzo físico y mental, sumados a la férrea voluntad de un deportista para llegar a coronar sus objetivos al momento de acudir a una competencia es muy sagrado más allá de si logra alcanzar el triunfo o no. Porque como dijo el baron francés Pierre de Coubertin, considerado el padre de los Juegos Olímpicos: "Lo esencial en la vida no es vencer, sino luchar bien".
Aquel lema nació el 24 de marzo de 1896 cuando en Atenas, Grecia, se inauguraron lo que a partir de entonces se denominó como los I Juegos Olímpicos de la era moderna. De aquella vez a la fecha mucha agua corrió bajo el puente, hasta llegar al presente 119 años después.
Una pena que cuando el deporte salió de los estadios para ingresar al terreno de los negocios, llegó hasta donde hoy se devela. El escándalo de la FIFA, y de quien fue todopoderoso presidente, eclipsó por completo las hazañas de los deportistas durante el año 2015.
Ahora, como lo intenta hacerlo más de uno, no se puede pretender tapar el sol con un dedo si el deporte como cultura física fue pisoteado por sus timoneles. Porque solo así, también se entiende como en nuestro medio el fútbol anda de tumbo en tumbo sin poder levantar cabeza.
Por eso el 2015 se lleva una imagen funesta de esta disciplina en todo el orbe, por la miserable labor de sus timoneles, que de manera sincronizada tuvo como eje común, la corrupción.
La FIFA, presuntuosa e intocable entidad en los manejos de los destinos de todos sus afiliados, ha sido desenmascarada por la implacable justicia norteamericana. Ahora su suerte está echada y la gravedad de sus faltas podría llevarla a tener que afrontar una pena radical.
¿Acaso se vino la noche? No es tanto así. Ojala que culminada las investigaciones, y en paralelo que haya llegado la hora de aplicar los correctivos con el rigor que corresponde una sana justicia. Pero al mismo tiempo se le debe tomar como el ver la luz al final del túnel y con ello el nuevo punto de partida para resanar todas sus bases.
Diego Armando Maradona en su partido de despedida jugado en la Bombonera de Buenos Aires el 10 de noviembre del 2001, acuñó un célebre mensaje: "El fútbol es el deporte más lindo y sano que existe en el mundo. Eso no le quepa la menor duda a nadie. En cuanto a mí, yo me equivoque y pagué. Pero la pelota no se mancha".
Finalmente, unos momentos más y el 2015 pasó. Que el 2016 sea un año pleno de salud y que sus proyectos se hagan realidad para todos. Un fuerte abrazo.
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